Second Inquisition

Con el avance de la metatrama en la quinta edición de Vampiro: La Mascarada se hacía absolutamente necesario un libro así.

Porque el espacio dejado en el libro básico a un elemento tan relevante era muy escasito y al final uno quedaba bastante limitado a la hora de presentar esta amenaza. Si hay que valorar únicamente si el libro cumple lo que promete, esto es, dar todo tipo de herramientas al narrador para usar a este grupo de antagonistas, lo logra.

El manual abre con una estructura un tanto extraña, porque habla de «Cinco Antorchas» de la Conspiración (el nombre que se dan a sí mismos) pero no se detiene en mencionar quiénes son sino que entra con una larguísima lista de tipos de operativos que pueden usarse en operaciones; enclavados en el dominio (Social, Mental o Físico). Es de agradecer la cantidad de ejemplos y de manterial con el que inundan al lector, porque lejos de detenerse en tropas de asalto o curas enajenados dan una plétora de opciones que van desde el influencer que cierra espacios sociales al vampiro o el gentrificador que mejora los barrios para que no pueda alimentarse sin testigos hasta un contable forense o un protohacker centrado en los métodos de los años ochenta (al abandonar los vampiros la digitalización). Hay que hacer énfasis aquí: es tremendamente útil y ya permite ir configurando ideas para aprovechar toda la información. Cierra, además, con dos tipos más, dedicados a la Hechicería/Fe (con reglas sencillitas) y a los Traidores, con un énfasis especial en los Sangres Débiles, cada vez más importantes en la ambientación.

La cosa sigue con más y más ejemplos: desde varios grupos de agentes y cómo funcionarían hasta tipos de operaciones que se pueden realizar para localizar y machacar a los vampiros. De nuevo, más y más material que dará opciones hasta al narrador menos imaginativo. También viene un buen listado de armas y equipamiento, que va desde lo convencional hasta tecnología experimental como parásitos sanguíneos o potentes reliquias religiosas.

No es hasta casi el final cuando se traza bien quiénes son las Cinco Antorchas y cómo funcionan, con ejemplos de subgrupos de cada una de ellas y sus potenciales debilidades. Básicamente hablamos de las agencias de inteligencia de los EUA agrupadas como FIRSTLIGHT, otra agencia de Reino Unido, el GRU ruso, una fuerza especial militar de Brasil y el Vaticano con su clásica Sociedad de Leopoldo y jerarquía religiosa como «corazón» de la Inquisición. Aunque muchas de las descripciones son muy estereotipadas y es precisamente la fuerza brasileña la que recibe menos contenido, están bien diferenciadas y tienen semillas con las que hacer crecer partidas todas ellas, incluso sus propios conflictos. Pero, ¿echan algo de menos?

Sigue un espacio chiquitito que presenta a otras agencias como aliadas y que recorre Egipto, Israel, Polonia, Francia, Suecia y Japón. Un mundo un poco pequeño, a mi juicio, con lo interesante que hubiera sido salirse del canon eurocéntrico. De hecho extraña no ver a Israel con un papel más importante con toda la trama de Oriente Medio, por no hablar de otros países de la región que podrían haber estado. Por no hablar de Centroamérica, el Sudeste Asiático… Un pequeño «debe» del libro.

Acaba con una sección de cómo hilar la Segunda Inquisición en historias y cómo usarla, que, de nuevo, da muchas opciones al narrador y que abre los ojos a distintos tipos de trama que a muchos no se nos habrían ocurrido. Y presenta tipos de escenarios muy interesantes, como podrían ser la ciudad sitiada o ya ocupada y tratar de sobrevivir a ella. También hay consejos de interpretación y de creación de antagonistas creíbles, de uso de temas para que la cosa no quede muy maniquea.

Y no trae las populares Loresheets, que no hubiera estado mal incluir alguna.

En conclusión: un libro que da lo que promete. Creo que un poco más de contenido no hubiera venido mal, con más ambientación y algo de historia, pero la realidad es que como caja de herramientas para el narrador funciona perfectamente y va a tener desde un martillo a una calculadora.

PD: Y el arte, ya ven, es una pasada. En sintonía con la dirección que lleva toda la línea.